Afirmar que “la radio es diferente, genera un vínculo muy especial con quienes la escuchamos y la hacemos” suena a frase hecha por quienes amamos aprenderla, enseñarla y realizarla. Pero al raspar la superficie, comenzamos a sospechar que detrás de ese supuesto lugar común se esconde la mismísima naturaleza del medio, la clave para comprender e incorporar muy fácilmente su lógica y, entonces, hacer más y mejor radio. Texto introductorio a las capacitaciones dictadas por Diego Zambelli y lectura recomendada para quienes tengan la inquietud de aprender o perfeccionarse en la realización radiofónica.
Al comenzar una materia, un curso, una carrera o, por ejemplo, explicar una ciencia, un método o una técnica, es muy habitual empezar por definir el objeto de estudio: “Bienvenidos a la primera clase de Astronomía que, según la Real Academia Española, es la ciencia que trata de cuanto se refiere a los astros, y principalmente a las leyes de sus movimientos”. En cambio, para aprender radio -justamente por las características y usos sociales que la determinan- primero hay que comprender por qué es necesario estudiarla, de lo contrario -y en el mejor de los casos- habrá una repetición mecánica de lo que ya está hecho sin posibilidades de aprovechar todo el potencial del medio e ir más allá.
Me explico reproduciendo un diálogo sintetizado y promedio al que suele darse todos los años en la primera clase de la materia “Práctica Integral de Producción de Radio 1” que dicto en el instituto terciario ISEC:
- Pero, profe, si estoy acá sentado es porque sé que tengo que estudiar radio. Sino, ¿para qué hago el esfuerzo de pagar, venir, quedarme y hacer las actividades?
- Es verdad, sabés que tenés que estudiar radio. A ver si la pego: cuando descubriste tu pasión por este medio, sin dudarlo te pusiste a buscar propuestas de formación. Evaluaste las alternativas que fuiste encontrando y, haciendo un balance de calidad, costos, tiempos, dedicación y todo eso, te anotaste y terminaste acá sentado con el resto de tus compañeros y compañeras.
- ¡Exactamente!
- Bueeeeno -dijo otro, dudando con toda razón de mis habilidades adivinatorias-, es bastante obvio, ¿no? Para hacer algo hay que prepararse... Hay mucho ladri al aire.
- Estamos totalmente de acuerdo. Seguramente ustedes dos, y muchos de los que están acá, siempre supieron que para hacer algo dignamente, la formación es una condición necesaria...
- ¡Claro!
- Entonces, saben que hay que estudiar... en este caso, radio. Pero no saben por qué necesitan estudiar radio. Parece lo mismo, por ahí suena engañoso, pero en esa sutil diferencia se juega parte de su futuro profesional. ¿Sabías que muchos de esos ladris, como los llamaste, son titulados?
- No lo había pensado... pero ahora que lo dice... Pero eso puede ser porque estudiaron en lugares malos o no se dedicaron lo suficiente.
- No necesariamente. A ver, hagamos un relevamiento con el que abro todas las materias y talleres: ¿cuántos de ustedes ya han hecho radio, sin importar si fue en la escuela, en una emisora comunitaria, de primera línea u on line; adhonorem, cobrando o pagando; en un programa propio o ajeno... ¿quiénes se ocuparon de algún rol o tarea?... ¡Apa! Tres de cada cuatro, un montón.
Ahora les hago la misma pregunta, pero refiriéndome a la tele.... ¿Sólo dos personas en una comisión de casi 30? Cuánta diferencia con los que tuvieron alguna experiencia en radio, ¿no?
- ¿Tendrá algo que ver que la radio es más accesible? -dijo una estudiante, disfrazando de pregunta algo que ya era una certeza. Porque alquilar un espacio en una radio zonal es mucho más abarato que en un canal de cable, por más chiquito que sea.
- Sí, ¿y qué más podés agregar en esa línea de razonamiento?
- Estem... ¿que hay muchas más radios que canales y entonces también es una cuestión proporcional?
- También, perfecto. ¿Y si les pregunto cuántos de ustedes integraron el staff de alguna publicación gráfica o por Internet, aunque sea como colaboradores? Cri, cri cri... ¿Qué pasó? Blogs, portales, revistas y diarios hay en todos lados y para todos los gustos y, de última, tener un sitio o una revista barrial no es tan caro.
- Pero es más difícil, hay que escribir muy bien -se atajaron desde el lateral derecho del aula.
- ¡Hay que saber escribir! -profundizaron entre risas desde el fondo.
- Y por lo que dicen, consideran no contar con el conocimiento o dominio necesario para hacerlo. Bueno, sigamos. ¿Y para hacer tele? ¿Hay que saber hacer tele? Si ya mismo les digo que mañana tienen un espacio gratuito en un canal abierto, ¿se animan?
Por primera vez, reina el silencio. Se miran entre todos, buscando a algún valiente -o inconsciente- que, desde hace 15 años, casi nunca aparece.
- Y... no... ¡hay que poder estar frente a una cámara! -se sincera una voz con la mirada perdida, mientras se imagina con cierto terror tratando de contarle algo a los televidentes. Mientras, otros agregan:
- ¡Y el ritmo! Es todo palo y palo, no hay tiempo para nada... menos desde que está el minuto a minuto...
- Además, profe, producir para televisión debe ser bastante complicado, hay que saber trabajar con los rubros técnicos, iluminación, cámaras, edición, posproducción...
- Incluso para ser panelista -dijo un afecto a los programas de chismes- además de ser personaje, tenés que estar muy informado.
- ¿O sea que no se animan ni ahí?
- Nooooo -fue la respuesta unánime.
- ¿Sienten que primero tienen que estudiar todas esas cosas que mencionaron y, seguramente, muchas otras?
- Síiiii -a coro.
- Perfecto. ¿Y si les digo que el espacio lo tienen en una radio, la que ustedes elijan? Salimos al aire la semana que viene, ¿se prenden?
Desde el comienzo de la charla está claro hacia dónde los estoy llevando: demostrar que no saben por qué necesitan estudiar radio, obviamente no para enrostrarles un supuesto error que no es tal, sino para dar el primer paso en ese aprendizaje que fueron a buscar. Todo el grupo había coincidido en que “para hacer algo, primero hay que estudiar” y, sin embargo, ante la nueva pregunta una gran mayoría respondió con espontaneidad y entusiasmo...
- ¡Sí, claro! ¿Dónde firmo?
- ¡De una!
- Bueno, pero empecemos en una radio chica o por Internet para darle forma al programa, acostumbrarnos a trabajar juntos y después vamos a una grande.
Otros al principio dudaron, pero rápidamente se dejan contagiar por el resto y, quizás con alguna reserva o pudor, terminan aceptando la invitación. Muy pocos o ninguno dice que no se atrevería.
- Entonces, ¿todos y todas harían radio a partir de la semana que viene?
- ¡Sí, profe, vamos!
- ¿Por qué será, entonces, que se sienten ignorantes de la tele y no se le animan, mientras que al aire radiofónico se tiran de cabeza aún sabiendo que todavía no terminamos ni la primera clase?
- ¡Porque hacer radio es más fácil que hacer tele!
- ¿En serio? Quizás sí, quizás no, no importa mucho en este momento. Demos por sentado que hacer radio es más sencillo que hacer tele: en todo caso van a aprender más rápido, ¡pero a la semana que viene no llegan! Hablando en serio, ¿por qué tanta seguridad con la radio? ¿Por qué las tres cuartas partes de esta comisión ya hizo algo de aire sin formación previa -tal vez con la excepción de los que estuvieron en emisoras escolares y quienes hicieron el secundario con especialización en comunicación-, mientras que sólo un par tienen alguna experiencia en la tele y ninguno escribió con mínima regularidad en un medio gráfico o virtual? ¿Por qué enumeraron un montón de saberes que supuestamente tienen que manejar para trabajar en un programa de televisión y no surgió algo, ni un solo ítem, para uno de radio, siendo que han dicho que están acá justamente para aprender? ¿Qué vinieron a aprender de la radio? ¿Van a aprender radio? Digan lo que piensen y sientan con total sinceridad que no pasa nada... salvo que van a recursar automáticamente -mirada cómplice de mi parte, risas generales.
- Bueeeno, profe, pasa que para hacer radio hay hablar, leer noticias de los portales, revistas y diarios...
- Organizar concursos y juegos...
- Pasar música y los mensajes de los oyentes, difundir por las redes sociales...
- Charlar como entre amigos con el resto de los conductores, por ahí hacer chistes...
- Por ahí hacer alguna entrevista para que alguien nos cuente lo que sabe o hable de sus cosas...
- ¡Y no nos olvidemos de los radioteatros! Son muy divertidas esas secciones...
- ¿O sea que para ustedes eso es hacer radio? ¿Es lo que harían la semana que viene?
- Síiiii
- Y por lo que dicen, ya saben hacer esas cosas.
- Claaaaaaa
- Igual, profe, tenemos que aprender a hacerlo bien, necesitamos perfeccionarnos...
- ¡O sea que ya saben hacer radio! ¡Empecemos con la entrega de diplomas, hace su entrada la bandera de ceremonias!
Nos reímos todos con ganas, un poco por el chiste -que a fin de cuentas era más risueño o absurdo que bueno- pero más que nada porque el grupo cayó en la cuenta de que algo no cerraba.
- Hacer radio no es eso. O no es exactamente lo que describieron. O no es sólo el listado de acciones que enumeraron. Y que creen dominar. El problema es que si consideran que ya saben hacer radio, ¿qué tan receptivos, abiertos, permeables van a estar a los contenidos del programa de estudios? Porque cuando ya sé algo, no necesito aprenderlo. Como mucho y con suerte, hay que perfeccionarlo, como aclaró un compañero tratando de ayudar a justificar mi presencia ante ustedes -guiño. Entonces, vengo, estoy y cumplo con las actividades, pero los conocimientos se me escapan por los costados, sólo cazo algunas cosas al vuelo. Y, encima, hacer radio no es eso que creo que es. ¿Ven por qué para aprender a hacer radio es necesario entender por qué hay que aprender a hacer radio?
Silencio absoluto, total, absorto, afirmativo. Aquello que no era y que luego no cerraba, comenzó a tomar forma. Colón navega con certeza el camino a las Indias y se topa con un inconmensurable y rico territorio para explorar y conocer.
- Hacer radio -o tele, gráfica, portales, etc.- requiere comprender y dominar las características del medio -que lo definen y diferencian de los demás-, aprovechar sus potencialidades y sortear sus limitaciones, utilizar sus recursos expresivos. Esto implica pensar los contenidos, las prácticas y las formas con la lógica propia del medio. O sea: PARA HACER RADIO, HAY QUE PENSAR EN RADIO. Esto lo tienen claro con la tele, el diario, los portales... pero no con la radio. Y como los diversos motivos por los cuales les pasa esto están íntimamente ligados a la naturaleza radiofónica, al buscarlos y entenderlos vamos a saber por qué hay que aprender y, al mismo tiempo, vamos a estar aprendiendo sobre la radio. Así que, ahora sí, ¡bienvenidas y bienvenidos, empecemos!
En mi experiencia, en este nudo reside la mayor dificultad de la formación radiofónica. Desanudarlo no siempre es fácil porque, como veremos, tenemos la cabeza formateada para entender a la radio de cierta manera y, por lo tanto -como toda vez que queremos modificar una conducta, concepción o sentido común acerca de cualquier cosa-, tomar distancia, hacer un formateo, generar un cambio requiere de mucha atención consciente, claridad y constancia para lograr erradicar efectivamente una vieja lógica que siempre pugna por reinstalarse.
ACTIVIDAD 1
Antes de escuchar el audio que sigue, rápidamente:
- Pensá en qué situaciones, lugares, momentos del día y/o contextos se suele escuchar radio. Registrá al menos 4.
- Recordá si en algún momento le tuviste mucho cariño a algún programa de radio, si te sentiste parte de él, si querías a alguno de sus integrantes.
- Imaginá qué aspectos cuidarías al redactar una noticia que va a ser leída al aire.
- Repasá mentalmente los últimos programas que hayas escuchado y tratá de darte cuenta a qué recursos sonoros apelaron para transmitirte su contenido. Dicho de otro modo, ¿con qué elementos se cuenta para armar el mensaje radiofónico?
- El oyente consume a la radio a través del sentido auditivo. ¿De qué manera este hecho puede afectar la forma en la que hacemos radio?
No te preocupes si no podés responder todo. En caso de que te trabes en algo, seguí con el siguiente punto, la idea es simplemente que puedas contrastar tus propias ideas y percepciones con lo que vas a escuchar en el audio. Tomá nota de todo, tenelo a mano y, ahora sí, apretá Play.
En el audio que acabás de escuchar se hizo referencia a varios puntos que ya habíamos mencionado en el texto precedente y a otros nuevos. Haciendo una síntesis y sacando algunas conclusiones, podemos decir que:
- La radio, como todo medio, tiene por objetivo comunicar determinado mensaje a los oyentes, sus consumidores.
- Para lograrlo, se deben considerar sus características, algunas de las cuales son potencialidades y otras, limitaciones.
- Todo esto determina ciertas lógicas de producción que, entre otras cosas, requieren manejar algunas técnicas -como la redacción de noticias para radio, que difiere profundamente de la redacción que dominamos habitualmente.
- Para construir el mensaje radiofónico -o sea, para contar algo en radio- debemos utilizar el Lenguaje Radiofónico, que está compuesto por la voz (que incluye y excede a la palabra), la música, los efectos sonoros y el silencio.
- El contenido adopta cierta forma que, a nivel del programa, está dada por el formato.
- Comienza a tomar forma el potencial expresivo del medio.
- Descuidar estos aspectos no implica un mero desaprovechamiento, sino la posibilidad de perder a la audiencia, es decir, la razón de ser.
- Todo esto permanece invisibilizado por las propias características del medio: la radio nos acompaña en nuestra vida cotidiana y parece hablarnos, terminamos estableciendo un vínculo afectivo que nos inspira cercanía y confianza; los programas que escuchamos aparentan estar -o lo están efectivamente- apoyados en la palabra, la improvisación y el diálogo más o menos informal, recursos que solemos manejar; en la programación argentina predomina el formato magazine, se establece que es el único tipo que existe (programa de radio = magazine).
- Correr ese velo permite acceder a los conocimientos necesarios para hacer radio.
Se ha desplegado ante nosotros un mundo desconocido para muchos, el de la realización radiofónica. Ahora que tenemos tierra a la vista, podemos navegar relajadamente en aguas cálidas, entretenidas y con una marea hechizante, para entender, incorporar y poner en práctica eso que se denomina “hacer radio”.
HOJA DE RUTA 1
La historia no es un cúmulo aburrido de fechas y nombres que, finalmente, no sirven para nada. Conocer y comprender la historia de la radio no es un formalismo: es la manera de acceder a los procesos sociales que le dieron -y dan- vida, forma, características, prácticas de producción, usos y costumbres de consumo, lógica, razón de ser. Procesos permanentes y dinámicos que la siguen definiendo y redefiniendo. Todo ello determina qué fue, qué es y qué será hacer radio. Comencemos por las primeras dos etapas: ir al artículo