La historia no es un cúmulo aburrido de fechas y nombres que ,finalmente, no sirven para nada. Conocer y comprender la historia de la radio no es un formalismo: es la manera de acceder a los procesos sociales que le dieron -y dan- vida, forma, características, prácticas de producción, usos y costumbres de consumo, lógica, razón de ser. Procesos permanentes y dinámicos que la siguen definiendo y redefiniendo. Todo ello determina qué fue, qué es y qué será hacer radio.
Por eso, vamos a iniciar nuestro recorrido haciendo un breve repaso de las cuatro etapas del medio radiofónico en nuestro país:
- 1920 a 1930: Surgimiento, conformación, búsqueda de identidad y sentido.
- 1930 a 1960: Consolidación y reinado, el radioteatro y el show en vivo como formatos estrella.
- 1960 a 1999 (?): Crisis profunda, redefinición, el magazine como formato excluyente.
- 1999 (?) hasta la actualidad: Convergencia multimedia, profundización de sus principales rasgos frente a la “pérdida de identidad” o transformación del resto de los medios tradicionales.
Comencemos por las etapas 1 y 2, el nacimiento y consolidación de la radio, para lo cual te invito a ver un capítulo resumido de “Historia presente”, ciclo de la Televisón Pública que repasó la historia de los medios en la Argentina.
Desde luego, la info es abundante y hay mucha más disponible. Lo que en este momentos nos interesa tener en claro es que:
- Hubo una primera etapa de la radio, que fue desde su surgimiento en 1920 hasta el comienzo de la década del '30, en la que el medio fue tomando forma, probando, descartando e incorporando para ir definiendo su identidad.
- Que a los responsables de esa primera transmisión los bautizaran Los Locos de la Azotea -porque hacían cosas raras con cables y fierros en la terraza del Teatro Coliseo-, revela que la sociedad de la época no reconocía esas acciones. Tanto el armado como la transmisión en sí, fueron algo absolutamente novedoso y, de tal forma, llevó un tiempo -aproximadamente una década- hasta que ese “algo” tomara forma, nombre y fuera reconocida por el resto de la sociedad. Los Locos de la Azotea hicieron a la radio e hicieron radio por primera vez.
- Definida y asentada, entre las décadas del '30 y el '60 vive su segunda etapa, muchas veces llamada “época de oro” -tanto por el reconocimiento social de sus figuras como por el lugar central que ocupaba el medio y el dinero que movía.
- En este período el consumo de radio fue muy diferente al que conocemos: los receptores eran grandes, pesados y caros, de manera que la familia -y muchas veces vecinos y allegados- se reunían en la casa bendecida por el artefacto para escucharla.
- El que estuviera dirigida a un público tan heterogéneo -la madre y el padre, los niños, los adolescentes, los abuelos, los tíos, los vecinos y el tío solterón, alrededor del aparato- demandaba un contenido apropiado para este tipo de consumo. Así, el radioteatro -y la radionovela- así como el show en vivo, fueron los formatos absolutamente dominantes.
- Hacia los '60 habían pasado varias cosas: los radioreceptores habían ido perdiendo peso, tamaño y, sobre todo, precio. Luego, la aparición del transistor terminó de por definir su popularización y consumo individual.
- Pero no todas fueron buenas noticias: la televisión fue tomando fuerza, masificándose lentamente, y de pronto le aspiró a la radio los formatos -telenovela, show en vivo ante las cámaras-, los realizadores -guionistas, actores, productores- y, obviamente, a los ahora televidentes.
- La crisis de identidad de la radio fue profunda -le habían sacado el contenido y su lugar ante la sociedad, tenía que refundarse o desaparecería-, hasta que una generación de jóvenes locutores, cuyo mayor exponente fue Cacho Fontana, le encontraron la vuelta realizando el formato llamado revista radiofónica, paradójicamente más conocida por nosotros por su nombre en inglés: el magazine.
- En esta tercera etapa, la radio encontró su nuevo lugar y razón de ser en la combinación de noticias, humor, música, deporte. Esto fue posible, en gran medida, gracias a que el consumo había pasado a ser individual, facilitando una segmentación en los contenidos y en el tipo de formato -magazine de interés general, deportivo, periodístico, infantil, cultural, etc.- y a que ocupara horarios hasta ese momento secundarios, como la mañana -la tele también le había robado eso-. Por otra parte, el ritmo de vida crecientemente vertiginoso amplió los momentos del día en el que las personas pasaban su tiempo fuera de su casa, alejados del televisor y con la radio como compañía.
HOJA DE RUTA 2
La cuarta etapa es la que podríamos decir que arranca en 1999 y continúa hasta nuestros días. Hacia fines del siglo XX, se registró en nuestro país la primera transmisión de radio acompañada por imágenes transmitidas por Internet usando una webcam en el estudio de una radio de primera línea. Desde luego, la limitación del ancho de banda hacía que más que video se vieran casi fotos, pero no deja de ser un momento simbólico e inaugural -al menos en la Argentina- de la famosa convergencia multimedia.
Desde aquella primera vez por Internet pasaron muchas cosas: las radios comenzaron a tener sus sitios, que en muchos casos luego devinieron en portales de noticias que combinan audios con textos, fotos y videos -y a veces cuentan con archivo sonoro de contenidos ya emitidos-; el ancho de banda se fue, justamente ensanchando y lentamente el acceso a las computadoras y a la red de redes se popularizó. Las emisoras empezaron a complementar el aire con la transmisión on line y luego surgieron las radios que sólo existían en Internet. Asimismo, hicieron su aparición las redes sociales -que se sumaron al e-mail como vía exprés de comunicación entre la radio y su audiencia. Los celulares incorporaron un sintonizador FM, ampliando la cantidad de equipos y electrodomésticos que cuentan con uno. Luego, la aparición y posterior masificación de los smartphones o teléfonos inteligentes, pusieron al alcance de todos -los que tengan uno- a las radios on line de aquí y del mundo.
Todos estos fenómenos -que no agotan la lista ni fueron explicados en profundidad- también afectaron al resto de los medios tradicionales:
- El diario y la gráfica en general se volcó lentamente a las redes -derivando en portales de noticias- y luego fusionaron las redacciones de papel y virtual. Además, pasó a ser un espacio de profundización y opinión al no poder competir en velocidad informativa con sus propios sitios y los ajenos, capacidad de respuesta que ya había sido largamente puesta en cuestión por la radio primero y por la tele después.
- La TV, en otros tiempos, tiende a fusionarse con la computadora. Cada vez más contenidos se consumen desde Internet -legales o pirateados- y hasta aparecieron algunos propios de la red -dando nacimiento a nuevos formatos... o a lo mismo de antes pero con otro nombre y en la web-, por lo que el tradicional rol de “programador” pasó a ser ejercido por cada consumidor.
Lo curioso es que mientras la TV y la gráfica están atravesando una profunda transformación en sus características y consumos -se dice que el diario dejará de salir en papel y existirá sólo en código binario y con otro nombre, pero aquí no adherimos a las anticipaciones apocalípticas porque sobran los ejemplos de anuncios fatalistas que nunca se cumplieron-, la radio parece estar reforzando sus rasgos tradicionales. A partir de la convergencia multimedia, la radio es más radio que nunca.
De eso se trata el siguiente capítulo de este no libro: comparar la radio que más conocemos con la que estamos descubriendo mientras se gesta: ir al artículo