Senderos del Sembrador es una Asociación Civil sin fines de lucro que, desde el año 2000, trabaja por la plena inclusión de las personas con discapacidad propiciando además su contención en un entorno de afecto y dignidad. Allí funciona un Centro de Día, para aquellos jóvenes que ya están en edad de egresar de las Instituciones Educativas a las que concurren, y otras propuestas como el Club de los Sábados.
La idea de realizar un taller de radio en Senderos del Sembrador surgió durante 2012. Hacía rato que tenía ganas de encarar una experiencia como esta, inédita hasta entonces en mi vida, con el consecuente desafío, aprendizaje y crecimiento personal y profesional. Estaba con eso en la cabeza cuando, como Coordinador Artístico y Técnico de Radio UBA, conocí a la conductora de uno de los programas: Karina Guerschberg, una de las responsables de que Senderos cuente con propuestas diversas, nutritivas y serias. Luego de una breve capacitación al equipo de producción que encabezaba, llegó la propuesta y, con ella, mis ganas, ansiedades y miedos.
Varias cosas me inquietaban. Por un lado, cómo construir un nuevo perfil de capacitador adecuado para un tipo de público nuevo y muy diferente para mí: dónde pararme, cómo establecer vínculos y de qué tipo, qué estrategias desplegar, cómo interactuar, cómo estimular y alentar y saber cuándo pisar el freno para no generar frustración…
Luego estaba la cuestión de los contenidos –los que damos clases desde hace tiempo, 14 años en mi caso, tenemos nuestros programas y libretos bien armaditos y creemos, erróneamente, estar preparados para cualquier situación- y cómo trabajarlos.
Desconocedor absoluto de las posibilidades, obstáculos y limitaciones vinculadas a las patologías de quienes asisten a Senderos, tampoco tenía muchas posibilidades de armar un nuevo programa de estudio –que, por otra parte, hubiera estado basado en la suposición, el lugar común y la buena fe.
En ese contexto, que me divertía y atrapaba por lo desafiante, prometedor y desestructurante, surgía mi verdadero temor. Debo confesar que ante ciertas situaciones soy sumamente aprensivo: soy de los que se subleva ante los padres y madres que se comen los alimentos previamente babeados por sus hijos o que les limpian los mocos con la mano –probablemente porque todavía no tuve los propios… hijos, claro- y mantengo una permanente distancia prudencial –un campo de fuerza, digamos- para evitar los roces físicos -típicos de la interacción humana, no hablo de acoso- con personas con la que todavía no hayamos construido confianza. Y hay más, pero ya queda claro que la mayor incógnita no era cómo reaccionarían los “senderistas” ante mi propuesta, sino qué me iba a pasar a mí con su respuesta, previsiblemente afectuosa y manifestada en gran medida desde lo físico.
Los conocí durante una de sus salidas del Club de los Sábados, en Plaza Francia. Era un montón –micro escolar completo-, con variedad de patologías y grados. Llegué con mi mate, me senté con ellos en el césped y, entre charlas y risas, nos –me- observé en cada gesto y reacción. Cuando sacamos el tema radio me llamó la atención la cantidad de oyentes que me rodeaba: programación musical en muchos casos –radiofórmula-, aunque también programas de FM y AM –por propia elección o como escuchas pasivos en el auto familiar. En un momento Karina comentó abiertamente la idea de hacer un taller y fueron varios los que se subieron inmediatamente a la propuesta. Fue un rato nomás, pero alcanzó para que el 80% de mi ser le dijera al 20% restante “está todo bien, relajá y dejate fluir”. Y así fue.
La primera experiencia del taller –ahora sí había que ver qué les pasaba a ellos conmigo- la tuvimos a fines de junio del 2012 con un grupo amplio y variadito. Introduje la cuestión del lenguaje radiofónico –voz, música, efectos y silencio- buscando un camino muy diferente al que transito habitualmente en mis clases, escuchamos historias contadas sin palabras y durante un rato jugamos a reconocer animales, lugares y objetos a través de sonidos. Como capacitación no fue la gran cosa, pero el objetivo de la prueba piloto era otro: comencé a resintonizarme para ellos y Karina definió el perfil de jóvenes con el que deberíamos comenzar a trabajar.
Cuestiones varias dilataron la concreción del taller, por lo que en diciembre pasado me sumé a otra actividad de fin de semana, en este caso a una TACA –Terapia Asistida con Animales- que funciona en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA. Acostumbrado a mi memoria lábil, me sorprendí cuando dos ó tres de los jóvenes que habían estado en la clase de junio, sin protocolo alguno, me encararon: “¿y la radio?”. Morí.
El martes 5 de febrero de 2013 a las 11 de la mañana compartimos nuestra primera jornada del Taller de Radio de Senderos del Sembrador. Retomamos la cuestión del lenguaje radiofónico, flashearon con un radioteatro y luego nos fuimos al parque a grabar la historia que acabábamos de crear: una visita al zoológico durante la cual mis estudiantes tenían que hacer el sonido característico de algún animal y, además, de ellos mismos. Grabamos en una sola toma y luego, al editar, no tuve más que agregar unos pocos efectos para ambientar.
RADIOTEATRO SENDEROS EN EL ZOO
Hubo dos clases: la que dicté y la que me dieron. Aprendí que hay que distribuir el juego para evitar que los más charlatanes o extrovertidos opaquen a quienes también tienen algo para decir en la medida que se les respete el tiempo y espacio que necesitan para desplegarse. Hay que saber hacer equilibrio, porque si no serán los más sueltos quienes se dispersen o aburran. Los recursos audiovisuales son muy efectivos, en la medida que sean breves y adecuadamente introducidos. Son jóvenes, no chicos. Encaminados con creatividad e inteligencia para potenciar sus virtudes, todos pueden tener su lugar y participación. Y hay más, pero no se le acerca ni por asomo a todo lo que me queda por aprender y repensar.
El jueves 14 –día oficial y definitivo de los talleres- se sumó Maite Etchegoyhen, mi compañera pedagógica y guía en este terreno que comienzo a conocer, y con quien apuntaremos a desplegar un proyecto de comunicación multimedia en el que los jóvenes de Senderos del Sembrador se relaten a ellos mismos.
La clase comenzó con la escucha del radioteatro que habíamos grabado la semana anterior y que edité levemente: disfrutaron de la historia y se reconocieron. Luego cambiamos de formato: el grupo, coordinado por Maite, visitó la radio en la que yo estaba haciendo un magazine de interés general y los invité a pasar al estudio para charlar un rato al aire. Así fue como les contaron a los oyentes que el día anterior habían ido a la pileta y que antes de salir para la emisora habían trabajado en su propia huerta. Al terminar la grabación elegimos entre todos un tema musical que, presentado por Hernán, cerró la sección.
ENTREVISTA A UN GRUPO DE JÓVENES DE SENDEROS DEL SEMBRADOR QUE VISITAN UN PROGRAMA DE RADIO FICTICIO
Mientras el hervidero cerebral sigue cocinando ideas y actividades para este grupo, busco a aquel 20% de Plaza Francia y lo encuentro muy venido a menos, despidiéndose sin demasiada resistencia. Y es que sospecho que los objetivos fundacionales de Senderos del Sembrador…
- Dar a nuestros jóvenes atención acorde a sus necesidades en un clima de amor, contención y respeto.
- Propiciar, mantener y fortalecer vínculos interpersonales.
- Generar caminos de integración con el mundo exterior.
… no aplican sólo a sus estudiantes.