La idea más original o la propuesta más detalladamente pensada pueden no llegar a concretarse por comunicarlas en forma incompleta, inapropiada o simplemente descuidada. A la hora de presentar un programa ante una radio, productora, agencia de publicidad, auspiciante o cualquier otro actor que necesite comprender integralmente de qué se trata el ciclo a poner al aire, la combinación proyecto + demo resulta la más efectiva para satisfacer una demanda -afortunadamente- creciente: incluso las pequeñas radios que viven de lotear su aire o las que están abiertas a la participación de la comunidad cuidan su imagen y marca -principal valor de un medio- evaluando la calidad del contenido, la solvencia profesional y la coherencia con su programación de las nuevas incorporaciones.
El proyecto es un documento escrito que recorre en profundidad todas las instancias del programa, desde su espíritu o razón de ser hasta la sección más nimia o el estilo de conducción. Por su parte, el demo es -si se me permite la obviedad- un audio con la “demo-stración” en pocos minutos de cómo sonará concretamente aquello planteado conceptualmente en el papel o la pantalla. De tal forma, como veremos más adelante, ambas piezas abordan la propuesta desde diversos ángulos y, por lo tanto, se complementan.
De más está decir que los responsables de leer y escuchar los proyectos y demos en las radios -usualmente el Productor General de la emisora-, productoras o potenciales auspiciantes, los reciben en cantidades industriales, de manera que además de pensar un buen programa resulta clave cuidar obsesivamente la calidad de la presentación: todavía tengo grabada la imagen de un mueble de dos puertas y parte del escritorio del Productor General de una de las primeras radios en las que trabajé, literalmente atiborrados de carpetas y casetes -fue en el año 1998- que nunca cumplirían su cometido por falta de tiempo y despertar poco interés.
PROYECTO
En el proyecto de un programa de radio se desarrolla en extenso cada aspecto de la propuesta, organizados con mucha claridad. Una forma posible -no la única- de ordenar el contenido puede ser:
- Carátula: nombre del programa, fecha, logo de la emisora ante la cual se está presentando el proyecto, logo / nombre de la productora o de quienes la elaboraron, datos de contacto. Como genera la primera impresión, tiene que estimular a -o, al menos, no quitar las ganas de- pasar la hoja y comenzar la lectura.
- Introducción: breve exposición -de dos a cuatro párrafos- de la esencia del programa, objetivos y por qué el ciclo debería estar en esa emisora -o por qué la productora debería realizarlo o el potencial auspiciante invertir en la pauta publicitaria. Este punto es clave, ya que aquí se define si el destinatario continuará la lectura o tirará el documento al cesto, algo a lo que de por sí están predispuestos quienes están saturados de recibir propuestas continuamente.
- Ficha técnica: punteado con los principales datos duros del programa, como por ejemplo el formato, frecuencia de emisión, día/s y horario/s posibles de salida al aire, target. Es importante recordar que, además de indicar el Nivel Socio Económico de los potenciales oyentes, es necesario señalar el hábito de consumo o preferencia que los vinculan con el programa. Generalmente es posible acceder al NSE de la audiencia de una emisora, ya sea porque lo publican en su sitio web o lo reproduce algún artículo o publicación disponible en Internet.
- Contenido: explicación pormenorizada del programa, ejes y características, estilo de conducción, artística, etc. Listado de las secciones y detalle de en qué consisten.
- Producción: en este punto se especifica la estructura del equipo encargado de realizar el programa, señalando los roles involucrados y -si se cuenta con la información- los nombres de quienes los encarnarán. Como anexo del proyecto podrá incorporarse un breve perfil de los profesionales, especialmente si no son conocidos en el ámbito radiofónico y cuentan con una adecuada formación y/o experiencia laboral.
- Propuesta comercial: si el proyecto es para ser presentado en una emisora, aquí se especifica el tipo de acuerdo comercial que se propone para realizar el programa. Los tipos de producción que requieren desarrollar este apartado son la Producción Independiente -cuando una productora pretende alquilar un espacio para hacer su ciclo- y la Coproducción -acuerdo entre productora y emisora para realizarlo entre ambas. En el caso de la Producción Propia, es la misma radio la que se hará cargo de todo, por lo que no hay valor/hora, división de los gastos telefónicos o criterio de distribución de la pauta publicitaria a dejar asentado. En este punto se aclaran los derechos y obligaciones de ambas partes -emisora y productora-, pudiéndose abordar en forma separada los requerimientos técnicos.
En caso de que el proyecto -en este caso llamado dossier o carpeta de presentación- sea entregado en una agencia de publicidad o empresa con el objetivo de conseguir un auspicio, en este punto los aspectos de acuerdo comercial con la emisora son dejados de lado y se incluyen las diversas posibilidades y formatos de pauta o participación publicitaria con el correspondiente tarifario que, en general, propone la radio.
Podés encontrar un ejemplo real de proyecto de programa de radio haciendo clic acá.
DEMO
Hay que evitar confundir un demo con un programa cero -equivalente al piloto en TV- o un resumen de una emisión completa.
El demo debe mostrar los aspectos más relevantes de la propuesta -aquellas secciones distintivas, elaboradas o que enganchan a los pocos segundos de escucharlas; el estilo de conducción; el criterio estético-artístico; la capacidad de la producción de convocar a figuras relevantes y pertinentes o de generar contenidos ricos e interesantes-, dejando de lado aquellos que son “más de lo mismo”, no llegan a comprenderse, a generar entusiasmo en el poco espacio que tienen de exposición o que simplemente no son tan relevantes o definitorios.
Tanta brevedad se debe a que quienes tienen el poder de decisión carecen del tiempo y la paciencia necesarias para escuchar 15 minutos, media hora o la versión completa de las infinitas propuestas de programas que reciben diariamente. Si, con suerte, llegara a escuchar los primeros minutos de un audio interminable, no podrá empaparse en la totalidad de la idea y el intento habrá fallado. De tal forma, el demo de un programa de una hora no deberá superar, bajo ningún punto de vista, los 5 minutos de duración.
Podés encontrar un ejemplo real de demo haciendo clic acá.
COMPLEMENTACIÓN
Mientras que el proyecto explica la propuesta en forma integral, el demo permite sentirla, percibirla, comprenderla. El demo muestra cómo suena eso que el proyecto dice que se va a hacer -y que, a veces, es imposible de imaginar tan sólo leyéndolo-, mientras que el proyecto profundiza en aspectos que el demo no puede abarcar por su corta duración o por la complejidad de lo que se quiere transmitir: el espíritu del programa, su objetivo, la razón por la cual tiene que estar en esa emisora, el target o la lógica de determinado juego con los oyentes. Por estas razones, proyecto y demo se complementan y deben ser presentados en conjunto: uno sólo no alcanza y la mejor de las ideas puede no concretarse por no haber sido vendida adecuadamente a quien tenía el poder de ponerla al aire.
CALIDAD DE PRESENTACION
Como ya fue mencionado, además de tener una buena idea y transmitirla con eficacia, también es necesario sortear ciertas barreras que tienen que ver con el nivel de saturación de quienes van a recibir el proyecto y demo. De tal forma, deben extremarse los cuidados del proyecto para preservar la redacción, ortografía, coherencia estilística, diagramación, márgenes, fuentes e interlineados y “detalles” tales como la calidad del papel y la impresión, la carpeta y/o sobre en la que será entregado el material, etc. A su vez, el demo deberá tener una óptima calidad sonora, con una cuidada y rica edición, así como un adecuado rotulado y aspecto del soporte en el que se entregará el audio. Todo esto reducirá las posibilidades de que el destinatario de nuestro esfuerzo lo descarte a los pocos segundos de comenzar la lectura o la escucha debido a desprolijidades y descuidos que también hablan de la calidad profesional de los postulantes.
Mientras que el párrafo anterior tiene que ver con no repeler, éste se refiere a llamar la atención, generar buena predisposición hacia los materiales y entusiasmar a quienes deben abordarlos: lo más recomendable es idear un formato especial para entregarlos en forma original y, por lo tanto, ineludible. Tuve experiencias exitosas al entregar mi CV a la productora comercial de un programa presentándolo con el mismo formato y colores de un llamativo folleto de la empresa; también, enviando un proyecto y demo a la efímera FM La Rocka embutidos en el interior de una esfera de telgopor partida al medio, calada y pintada para simular, justamente, una roca.